Q’eswachaka
El puente incaico que sobrevive al tiempo
Mi último viaje fue hacia uno de los lugares
que había pospuesto desde mi llegada a la ciudad imperial. muy temprano tomando la dirección a
Saywa y Oropesa llegamos a la hermosa laguna de Huacarpay, bordeándola pasamos cerca
de Pikillacta antiguo asentamiento de la excéntrica etnia Wari, continuamos
hacia andahuaylillas y de pronto surge de la nada la pintoresca laguna de Urcos
y partir de allí el rio Vilcanota nos acompaña en la misma dirección a nuestra ruta y
se suceden pueblos como: Quiquijana, Checacupe y Combapata desde donde se
desprende un ramal que nos conduce a Pampamarca donde además de su bucólica y
descuidada plaza de armas hay una bonita iglesia colonial y el monumento que se
yergue al centro de su placita donde Túpac Amaru en actitud
gallarda y desafiante esta junto a Micaela bastidas que porta un rifle y otros personajes portan cadenas rotas
en sus muñecas, sorprendentemente a solo unos metros de la plaza esta una bella laguna de
grandes dimensiones y un panel que anuncia un circuito llamado “la ruta de las
4 lagunas”.
El viaje si bien al principio muy simpático y agradable se
torna pesado y a veces aburrido después de dos horas viendo, solo pajonales, casas abandonadas, una que
otra distraída vicuña, montañas achatadas cubiertas de ichu seco que le
confieren al paisaje un tono amarillento y desolado. Hasta que aparece el
bendito panel que indica “bienvenidos a Yanaoca distancia a Q’eswachaka 13 km” a
partir de allí la ruta se vuelve una delgada pista mal hecha del ancho de un
solo carril con cerradas curvas que nos llevan hasta lo profundo de un valle,
luego de muchas vueltas alcanzo a ver en lo profundo de este cálido valle el gran rio Apurímac, finalmente estamos al fin en la la bajada que nos llevara al
puente, luego de tomar nuestras ultimas provisiones y descansar un momento del
largo viaje de algo más de 140 km descendemos por una empinada gradería de
piedras y de pronto todo se ve y se
siente diferente...
Ahí delante mío esta este puente perdido entre ubérrimas
montañas que cuelga majestuoso sobre rio Apurímac cuyas cristalinas aguas
discurren formando ondulantes meandros, es algo muy especial estar al lado de
este puente que desde hace siglos de manera caprichosa se viene renovando año a
año cada segundo domingo de junio en un prodigioso ritual que dura 4 días en el
cual participan 4 comunidades: Huinchiri, Chaupibanda, Choccayhua y Ccoyana Qehue,
que utilizando lo mismo que sus ancestros es decir ichu y algunas maderas dan forma con unas
soguillas de este vegetal a este imponente puente de casi 28 metros de largo.
Desde luego no se puede empezar sin antes hacer otro ritual hecho al amanecer
del primer día, donde se le pide permiso a la Pachamama y al Apu tutelar de la
zona el Quinsallallawi.
Las mujeres sin bien ayudan en el trenzado de las q’eswas (soguillas
de ichu) no lo podrán hacer en la construcción del puente que será dirigido por
el chakaruwak o especialista que heredó este oficio de sus antepasados. Cruzar
este puente tan lleno de simbolismos que se perpetúan en el tiempo es como
cruzar un umbral que nos transporta a una época donde las personas sabían de retos y no se rendían ante la adversidad de su geografía y que solo unidos podían construir
cosas tan increíbles como este enigmático y poderoso puente de ichu.
Armando Alvarez Angulo
Armando Alvarez Angulo
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